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El emprendimiento solidario, una doble contribución a la sociedad

En los últimos tiempos la figura del emprendedor se ha visto revalorizada a todos los niveles. Casi todas las agendas políticas y multitud de instituciones sociales reconocen los beneficios que el emprendimiento puede aportar a nuestras sociedades.

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María José Madarnás
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En los últimos tiempos la figura del emprendedor se ha visto revalorizada a todos los niveles. Casi todas las agendas políticas y multitud de instituciones sociales reconocen los beneficios que el emprendimiento puede aportar a nuestras sociedades.

La crisis económica y las estadísticas de desempleo causan que al hablar de emprendimiento se ponga el foco en los números en lugar de en las ideas. Se habla más del número de empleos creados o los beneficios obtenidos, que de los proyectos innovadores, salvo que estos ya generen ganancias considerables.

Pero la creación de empleo y de riqueza no es el único modo en el que aquellos que se arriesgan a perseguir una idea, pueden mejorar nuestras vidas. Sobran los ejemplos a lo largo de la historia: desde la imprenta y la máquina de vapor, hasta las superficies con tecnología táctil, el crowdfunding o las iniciativas que buscan acercar la educación a todos los rincones del mundo.

Una buena idea no es solo una idea rentable, sino aquella aportación que modifica nuestra relación con el entorno, con los demás e incluso con nosotros mismos. Y los campos susceptibles de mejora son prácticamente infinitos. Ahora bien, no todos serán igual de apreciados por los consumidores.

El emprendimiento tecnológico en favor de personas con dificultades.

Sin duda, nuestra empatía natural hará que consideremos más beneficioso un proyecto empresarial que posibilite combatir la ceguera o la sordera que uno que nos permita fingir que poseemos un sable de luz como los protagonistas de “Star Wars”. Y eso que ambos pueden ser extraordinariamente rentables, pero su utilidad social no es comparable.

Es por ello que hay un mayor reconocimiento social hacia los emprendedores que dirigen sus esfuerzos a combatir aquellas dificultades, innatas o sobrevenidas, que padecen nuestros semejantes. Y en este apartado, las cuestiones relacionadas con la salud están en el centro de muchas investigaciones en curso. Tanto es así que en los últimos años las nuevas tecnologías han demostrado ser un fabuloso aliado a la hora de normalizar y mejorar las condiciones de vida de millones de personas con determinadas enfermedades, trastornos o condiciones especiales, como los trastornos del aprendizaje o los de las funciones ejecutivas del cerebro.

Un caso ejemplar: el tratamiento de la dislexia.

La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta a un gran porcentaje de personas y dificulta la lectura y la comprensión lectora, algo fundamental para avanzar en la adquisición de nuevos conocimientos. Durante muchos años, aunque se había avanzado en la investigación de sus síntomas y se había logrado detectarla cada vez antes, no se consiguieron grandes avances en su tratamiento.

Sin embargo, la tecnología digital ha proporcionado nuevas herramientas y recursos para comprender y trabajar la dislexia. Esto no hubiera sido posible sin una decidida apuesta de muchos emprendedores que han visto una oportunidad para mejorar la sociedad ayudando a un sector de población que, por lo general, solo despertaba el interés de los investigadores médicos.

No ha de sorprendernos que haya sido la dislexia uno de los campos de investigación y emprendimiento en los que las nuevas tecnologías han mostrado sus ventajas. Según algunos estudios, no es infrecuente que muchas personas con dislexia tengan una creatividad por encima de la media. Algunos ejemplos de ello son: Steve Jobs, Alexander Graham Bell, Leonardo Da Vinci, Walt Disney, Pablo Picasso, Steven Spielberg, Mozart y Beethoven, entre otras grandes personalidades que han hecho grandes aportes a la sociedad.

Los emprendedores han proporcionado juegos y aplicaciones tanto para ordenadores como para dispositivos móviles que mejoran la percepción visual de los disléxicos cuando se enfrentan a un texto, fomentando una mejor identificación de los signos gráficos con los sonidos y una mayor estimulación de las áreas cerebrales implicadas en el habla y relacionadas con la expresión y el lenguaje. Uno de los ejemplos más destacados de emprendedores que trabajan en este campo es el de Luz Rello y su proyecto DysWebxia.

Mediante este tipo de iniciativas, el emprendedor aporta un doble valor a la sociedad, al poner el foco en las cuestiones que afectan a la igualdad de oportunidades, eliminando las causas de la desigualdad o aminorándolas. Son estos proyectos los que también contribuyen a que el emprendimiento, hoy por hoy, esté mejor valorado que nunca.

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María José Madarnás
    Escritora profesional y traductora de inglés a español. Con experiencia en el área de las nuevas tecnologías, las redes sociales y el diseño gráfico y web. Siempre en la búsqueda de nuevos conocimientos para crecer en el entorno profesional.