Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Volver arriba

Arriba

comentarios
yo tengo un aura microbiana

yo tengo un aura microbiana

Me acaba de volver a llegar mi kit de Ubiome. El pasado se perdió durante el viaje al laboratorio donde lo analizan. Cuando lo vi por primera vez, como un proyecto en una plataforma de crowdsourcing – no me acuerdo ... leer más »

Juan Pablo Calderón
Share on Facebook Tweet This Share on Google Plus Pin This Comparte

El kit de Ubiome toma muestras del cuerpo. La mía es del estómago, que se recolecta con desechos sólidos, pero hay otras que toman una muestra del interior de la boca, la nariz, la piel y los genitales. Pronto pediré las demás. Esta muestra viaja a un laboratorio en San Francisco donde secuencian mi microbioma.

Resulta que en mi cuerpo hay unas cosas que llamamos bacterias, hongos y microrganismos. Éstos conviven en equilibrio junto con el resto de mi cuerpo y equivalen más o menos a 6 de mis 65 kilogramos. Si los contamos hay 100 veces más que el número de mis células en mi cuerpo, aunque algunas fuentes dicen que son más de 3 veces. Igual son muchos. Si los juntáramos, su volumen equivaldría al tamaño de mi cerebro.

Son parte de mi cuerpo y si me los quitan, me muero. Cumplen muchas funciones: desde proporcionar defensas y digerir comida, hasta afectar mis comportamientos. De hecho, leí hace poco que estos microrganismos son capaces de modificar mis hábitos de alimentación y mi estado de ánimo, para que yo proporcione un mejor ambiente al cuerpo, de modo que ellos prosperen y se reproduzcan.

Hemos evolucionado juntos durante mi vida – probablemente desde un feto – y ahora son parte de mi toma de decisiones. Las bacterias pueden influenciarme para que yo consuma ciertos alimentos – con ciertos nutrientes, grasas, más azúcar, o menos – o simplemente para que me quede en la cama haciendo pereza. Afectan mi sistema inmune, endocrino y nervioso. Si les interesa este tema recomiendo mucho esta lectura.

No me gusta hacer esa distinción entre yo y ellos, porque al final somos uno. Somos uno que puede cambiar, que puede tener una mejor composición. Ésta depende de dónde vivo, qué hago, dónde frecuento, qué como y con quién ando. Es una especie de huella digital con la que me pueden reconocer: es mi esencia en realidad. Tiene aplicaciones forenses, ya que yo puedo determinar cuánto tiempo ha estado una persona en cierto lugar y qué tipo de actividad estaba llevando a cabo según el rastro microbiano que haya dejado .

Me pareció interesante y despertó un poco de mi espiritualidad encontrar que los hogares de las personas se impregnan de ésto y que si tomamos el microbioma de mi hogar, de mi carro o de mi sitio de trabajo, ahí estará mi huella. Para mí es como un ser expandido más allá de mi cuerpo: estoy en mi hogar incluso cuando no estoy, y me mezclo con quien entra ahí. Hay una superposición de las personas que habitan en un mismo sitio. Cada hogar tiene un microbioma que se compone de una mezcla de las personas que pasan por ahí. Y esto es porque yo también soy mis bacterias. Si yo cambio de casa, mi aura microbiana se moverá conmigo. Es cuestión de 24 horas para que la nueva casa esté impregnada de este aura – experimentos muestran que en un baño público, mi huella dura unas 2 horas-.

¿Por qué medir estas bacterias? Porque quiero saber quién soy y qué me compone; porque mis bacterias me dicen mejor quién soy yo, que un análisis de mis genes (como lo hace 23&me).

Esta información que trae mi microbioma cuenta un poco sobre mi alimentación, mis hábitos y mi vida. También sobre mis defensas y sobre cómo digiero mi comida. Un análisis de genes es más estático, no cambia mucho con mis hábitos. Este tipo de análisis se hace también con la tierra para mejorarla en pro de cultivar comida. Antes mirábamos cuanto nitrógeno o potasio tenía y le metíamos lo que faltara para equilibrar unos componentes químicos, ahora miramos que bacterias y hongos hay y equilibramos un ecosistema. Es más avanzado. Yo puedo hacer lo mismo con mi cuerpo, observando este ecosistema que yo soy, entendiendo que puede tener varias configuraciones y que yo tengo la propiedad de escoger quien quiero ser. Puedo cambiar mi alimentación—jugar más con tierra, o salir más al campo—para equilibrarme. Cambios en mi dieta se empiezan a observar en solo 24 horas. Y con esto enfermarme menos, digerir mejor ciertos alimentos, o simplemente escoger no consumir ciertas cosas que mi ecosistema no pueden manejar. http://phenomena.nationalgeographic.com/2014/08/28/we-constantly-imprint-our-homes-with-our-microbes/

Estamos obsesionados en que estos bichos son malos y la verdad es que un gran porcentaje de nosotros está compuesto de ellos, así que piensen que cada vez que usan esos antibacteriales, están matando un pedazo de su cuerpo.

Share on Facebook Tweet This Share on Google Plus Pin This